Los padres de Teresa viven en la residencia pública Santiago Rusiñol, en Aranjuez. Allí mismo permanecían hace cinco años, cuando la pandemia golpeó a las residencias madrileñas y se llevó por delante la vida de 7.291 mayores. Su hija recuerda aquellos meses: "Estaban encerrados en sus habitaciones, sin información... y terminaron contagiándose". Tuvieron suerte, piensa, porque ambos pasaron la enfermedad de forma "leve". Hoy, sin embargo, Teresa opina que, lejos de haber mejorado la gestión de los centros tras la tragedia, "las cosas han ido a
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Por cierto, Aranjuez está casi más en CLM, prueba en las residencias de esta comunidad, durante el COVID no palmó nadie.