La instalación en algunos barrios de Barcelona de determinados equipamientos destinados a personas vulnerables ha ido acompañada en los últimos años de protestas vecinales, a menudo instrumentalizadas por grupos de extrema derecha. Constituyen un ejemplo de manual del fenómeno nimby -del inglés not in my backyard, 'no en mi patio trasero'-.
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Divide y vencerás.
Sus planes quinquenales no solo es algo rojo comunista, es algo cultural, confuciano/budista.
Pero no porque la gente se queje de que le pongan un centro de drogodependientes o de menores tutelados en su barrio, eso es otra cuestión, que no tiene nada que ver con eso.
No es que seamos más individualistas, es que no habíamos descubierto el nimby. No hablábamos de los aspectos negativos de la inmigración porque no había, no preferíamos un centro de menas fuera del barrio porque no se habían construido, no nos molestaban los molinos de viento porque ni sabíamos lo que era.
Y peor, no vieron que el "emprendimiento" de empresarios es mas bien los juegos del hambre, o fortnite, con el objetivo de hacer perder al estado