El 9 de noviembre de 1989, miles de alemanes se reunieron para derribar el Muro de Berlín. Aquella noche no solo cayó una estructura de hormigón de casi 160 kilómetros; también se derrumbó uno de los mayores símbolos de la división ideológica del siglo XX. Durante casi tres décadas, el muro representó el enfrentamiento entre dos modelos de desarrollo opuestos: el capitalismo occidental y el comunismo oriental. Su construcción, existencia y caída no solo marcaron la historia alemana, sino también la manera en que entendemos el poder, la liberta
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Vamos a echar mucho de menos los tiempos en los que se podía ser una potencia blanda y a la vez dar lecciones de vida.
Salieron los jerarcas a gritar "Nosotros somos el partido"
La gente, los ciudadanos, contestaban "Nosotros somos el pueblo"
Nadie movió un dedo para evitarlo
Un buen día para celebrar
2- Las divisiones ideológicas tienen un alto costo humano. Cuando las fronteras se levantan contra las personas, se debilita la confianza y se limita el progreso.
3- La información y la comunicación son poderosas. Una sola declaración transmitida en vivo fue suficiente para derribar un sistema entero.