Se puede decir más alto, pero no más claro. Los trabajadores de las cuatro cárceles gaditanas (la algecireña de Botafuegos, y las portuenses Puerto 1, Puerto 2 y Puerto 3), como todos sus compañeros del resto del país, han desenterrado el hacha de guerra que hace más de una década les llevó a protagonizar sonoras protestas. Las movilizaciones retornan a las cárceles en un año en el que de nuevo se han batido récords de hacinamiento, con un incremento de reclusos imparable, un 27 % más que hace tan sólo cuatro años.