"El corazón de la Iglesia no puede latir sólo al ritmo de lo social, sin doctrina, sin liturgia, sin verdad. La misericordia sin verdad no es caridad, es sentimentalismo."
No fueron suficientes ligas adulteradas con la compra del sistema arbitral del negreirato que encima ahora tenemos ver como el propio gobierno permite que se adultere la competición.