La evolución humana en la meseta tibetana sigue activa, y el nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) revela cómo ciertos rasgos fisiológicos continúan moldeando la supervivencia y la descendencia de las mujeres tibetanas que viven a más de 3,500 metros de altitud.
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No se ha detenido ni tal cosa es posible. La selección sexual existe y mucho más que antes (desaparición de los matrimonios concertados). Esta selección es el principal motor de la evolución.