Una escena más propia de una película de terror que de una granja asturiana. Siete vacas muertas desde hace dos meses y otras trece moribundas —que acabaron siendo sacrificadas por el estado de salud en el que se encontraban— en una explotación ganadera en Villarrasa, en Castropol, que han provocado que la Guardia Civil haya detenido al ganadero como supuesto autor de un delito de abandono y maltrato animal.
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El veterinario cuesta dinero y denuncia. La cuestión es que 20 vacas muertas por enfermedad y desnutrición recogidas puede ser menos grave que 20 vacas muertas a base martillazo o pistola de perno cautivo para descarte, y si, considerar que el sacrificio de descarte es maltrato lleva a eso, advertido desde el borrador de la norma.
La parte de la norma contra el maltrato animal en lo referente a la eutanasia es absurda. Genera el problema del lazareto retrasando el sacrificio de descarte y es un caso prácticamente único respecto al resto de legislaciones de los países de la unión.
¿Qué lleva a un ganadero a desperdiciar así sus valiosos recursos? Aparte de no tener corazón, digo.
Lo de restringir la eutanasia en granja es un absurdo enorme de la ley de bienestar animal para el bienestar animal, para aumentar la carga de trabajo en veterinario es otra cosa creando en lazareto que cuanto más pequeña es la granja mayor carga es.
Podría haberlas vendido cuando aún no estaban moribundas.