La misión era simple. El teniente D’Abbadie tenía que custodiar la marchar de tres carros cargados de trigo desde Armiñón hasta Manzanos, donde estaba el molino más cercano. Cuando hubieran molido el grano, debía volver con la harina a Armiñón. Contaba con una escolta de treinta soldados, un sargento y un cabo, pero en España, en junio de 1812, no eran suficientes. A mitad de camino, el destacamento de D’Abbadie fue emboscado por un centenar de partisanos.