Han pasado diez años desde aquel solemne Acuerdo de París de 2015, donde los líderes del mundo prometieron hacer todo lo posible por mantener el aumento de la temperatura global «muy por debajo» de los 2 °C y, si era posible, no superar los 1,5 °C. Era el pacto que iba a cambiarlo todo, el que debía marcar el inicio de una nueva era climática. Sin embargo, una década después después, la realidad es mucho menos épica: las emisiones globales de CO2 procedentes de combustibles fósiles están en máximos históricos. 2024 cerró con 37.400 millones de
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El problema seguramente sea menos grave de lo que muchos nos cuentan.
España no pinta absolutamente nada en el. Mundo y menos en Europa.