Los británicos encargaron a sus ingenieros la construcción de un submarino lo suficientemente rápido como para operar con la flota de batalla.
El resultado fue el submarino clase K, un buque tan ambicioso y comprometido que se ganó una serie de apodos, de un humor negro, como "clase Kalamity" y "clase Killer". La clase K resultó ser el buque de guerra más mortífero jamás construido, pero solo para quienes lo pilotaban.
|
etiquetas: submarinos británicos , clase k , batalla , isla may