El bacalao del Báltico solía ser un gigante marino: podía superar el metro de longitud y los 40 kilos de peso. Hoy, un ejemplar adulto cabe sin problemas en un plato, y desde 2019 su pesca está prohibida debido al colapso de la población. Esta semana, un nuevo estudio revela que esta drástica reducción no solo es numérica y de tamaño, sino también genética. La presión pesquera ha alterado el genoma de esta especie marina, favoreciendo a los individuos que crecen lentamente y alcanzan antes la madurez reproductiva.
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Viene del contexto de presión pesquera.
Por cierto, menudos bichos los de la foto del artículo