Narciso, desaforado, preciosista y genial fue el dibujante Roberto Raviola que, sin el menor empacho, firmaba como Magnus. Nacido en 1939 en Bolonia, Raviola estudió Bellas Artes y se dedicó desde muy joven al dibujo publicitario. De ahí pasaría a dibujar miles de páginas de cómics, algunas de lo más vulgares, otras de lo más sofisticadas que se han visto jamás en el noveno arte. Magnus se iría de este mundo tal vez demasiado pronto, en 1996, dejando una obra variada, imperecedera y hermosa.