Igual estar inyectando constantemente gente que no aporta al sistema pero lo disfruta tensiona los servicios y ayudas públicas y de paso tensiona a la gente que ve que sus aportes cada vez se corresponden menos respecto a lo que reciben a cambio.
Igual que en los barrios periféricos se degrade la convivencia por inyectar lumpen con costumbres sociales incompatibles con las locales constantemente hace que suban los precios de la vivienda en las zonas más tranquilas.
Igual la sensación de desprotección frente a la administración que parece que tienen los arrendatarios, o al menos la sienten, provoca que la oferta sea escasa y cara.
Igual no hay tanta gente en contra de la inmigración como de la inmigración ilegal y descontrolada, que ese matiz siempre se les olvida a la gente como Ferrán Martín cuando hay que disparar el "racista, racista" en plan metralleta.
Seguro que la inmigración descontrolada no es el único factor que afecta a la degradación del estado de bienestar que percibimos, vamos, segurísimo, pero negar dicha degradación, pensar que la sanidad pública o cualquier otro servicio público va a funcionar igual de bien con aportaciones de 10 para servir a 20 que con aportaciones de 12 para servir a 50 es vivir en una ilusión.
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#2 esa es la clave, la inmigración hay que verla desde el punto de vista ético y desde el político. La derecha lo ve sólo desde el político y la izquierda desde el ético.