Chen Cao, paciente como es él, conjugará sus labores de relaciones públicas con su olfato detectivesco, máxime porque la agente Catherine no se quiere limitar a hacer turismo por Shanghai. Así, a través de esta novela, los lectores tendremos una doble visión de la China actual: la oficial, que nos transmite el inspector, y la que es observada por los ojos escrutadores que vienen de fuera y que se lo cuestionan todo.
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