Publicado hace 11 años por alferricorti a esfuerzoyservicio.blogspot.com.es

Vivimos un tiempo en que el espantoso incremento del paro lleva a la izquierda, en particular a la más servil hoy hacia el empresariado, IU, Anguita y sus dependientes, a magnificar más allá de toda medida el trabajo asalariado, presentado como una bendición. Claro que en el pasado, cuando había más o menos pleno empleo, sucedía lo mismo. El capitalismo era explotador si pagaba salarios bajos pero era excelente si entregaba un buen mazo de billetes al explotado: tal es la lógica de casi todo el “anticapitalismo” en circulación.

Comentarios

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Hemos empezado a ser anticapitalistas cuando nos hemos quedado sin capital

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El trabajo asalariado, sobre todo el que está mejor pagado, es un atentado a la esencia concreta humana, o dicho más llanamente: no se puede ser persona en todo el sentido grande y magnífico que tiene esa palabra si se padece el régimen salarial.
Éste, en el asalariado y en la asalariada, destruye la inteligencia, tritura el sentido moral, anula las facultades relacionales, devasta la sensibilidad, refuerza hasta límites pasmosos el egoísmo, aniquila el libre albedrio y arrasa el sentido de la propia dignidad. Convierte a la persona en un bruto, en una devastada criatura que obedece órdenes ilegítimas, que soporta humillaciones sin cuento, que ha de hacer delegación de todo lo que tiene de mejor en unos sujetos feroces y zafios, los jefes y jefecillos, que someten a la gente asalariada a sus demasías, chulerías, atrocidades, incompetencias, sadismos y vandalismos.