La forma de plantear la problemática: "ahora más que nunca se le pide a Málaga una reflexión profunda sobre si le interesa o no prescindir del turismo nacional" parece dar a entender que negar la posibilidad de que el turismo nacional veranee en la provincia esté en manos de unos pocos. ¿Dejamos a estos muertos de hambre visitarnos? Pero esta disyuntiva es tal una vez que el turista extranjero ha llegado ya al límite de lo que le permite su poder adquisitivo.
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