Hace 5 años | Por javierchiclana a elplural.com
Publicado hace 5 años por javierchiclana a elplural.com

La tumba de Queipo de Llano está en la sevillana basílica de la Macarena, como Dios manda. A lo mejor Dios y SSIC mandan algún día otra cosa, pero de momento no es el caso. Lo que no consigo entender es el empeño de la izquierda republicana en obligarlos a sacar el sepulcro de ahí. Precisamente por respeto a la memoria histórica de lo que la Iglesia católica fue, y a la constatación de lo que la Iglesia católica es...

Comentarios

lmportillo

Suscribo al 100% el artículo de Juan A. Aguilera. Como institución privada que es la Iglesia católica, allá ellos con su mierda.

D

#1 Una institución privada que funciona y vive de fondos públicos.

lmportillo

#3, #6 y #8 Por supuesto, por ahí es por donde hay que empezar, por retirar toda financiación pública y exenciones fiscales a la Iglesia. Pero si quieren mantener a golpistas enterrados en sus templos, como si los coleccionan.

fofito

#1 una mierda privada.

Que funcionen con sus propias contribuciones ,se olviden del concordato,y devuelvan lo inmatriculado.

millanin

#1 Me parece muy bien. Que devuelvan todo lo que aporta el estado.

javierchiclana

Esconder los lazos de la Iglesia Católica con el genocida Queipo de LLano y con el franquismo es un flaco favor a la Memoria Histórica del Golpe de Estado a la República y su posterior dictadura.

D

Lo he dicho muchas veces ... entre pederastas, maricones y borregos supersticiosos es donde debe estar, ahí está bien ... alguno estará por sus huesos.

D

A ver si aparecen las complicidades entre la SMICAR y los sublevados y se pudiera llegar a imputar responsabilidades por delitos de lesa humanidad a la SMICAR

D

Además, lo más importante, su alma, está en el infierno y de ahí no la saca ni Dios. Literalmente

D

#2 ojo, que los caminos de Dios son inescrutables.
Que lo mismo está sentado a la derecha del Padre.
eso si, como Queipo esté arriba, paca la Culona estará abajo, con Pedro Botero.
En la misma olla que Stalin. Los dos, juntitos, en el fuego eterno.