En Ucrania se abrió una ventana de oportunidad para la paz, sin importar cuál sea su desenlace. En teoría, la humanidad debería apoyar tal iniciativa. Sin embargo, en contra de la sensatez y la preservación de la raza humana, la Unión Europea se ha convertido en un promotor de la guerra, como si no escuchara a quienes deberían guiarla. Mientras se negocia las potencias regionales, desde Pekín hasta Nueva Delhi, y de Japón a Gran Bretaña, deben recalibrar sus estrategias con cautela, considerando tanto las oportunidades como los riesgos.
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