Hemos cometido el mayor error de nuestra vida política, al encargar la administración de nuestros intereses municipales a los cargos electos. Pensar que por ser candidatos a cubrir las distintas listas electorales municipales, sabrían cómo administrar nuestro dinero, es la extravagancia más cara y tal vez la más estúpida,  de nuestra corta democracia. Hemos dado la oportunidad de  
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