Saber estar en la mesa no se reduce a manejar correctamente los cubiertos o colocar la servilleta en su sitio. Es, en esencia, una forma de comunicación. La manera en que compartimos el pan, dejamos hablar al otro o aguardamos a que todos estén servidos refleja no solo cortesía, sino también nuestra capacidad de integrarnos en un entorno social. El protocolo no debería interpretarse como un conjunto rígido de normas obsoletas, sino como una herramienta que facilita la convivencia.
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Lo que debería regir nuestro comportamiento es la educación, que no es más que el arte de conseguir que los que te rodean estén a gusto.
Abrir la puerta a alguien, ceder el asiento... es educación, muestra respeto por los demás.
Pero como siempre, la clase alta pudre todo lo que toca, y se inventa normas ridículas y casi imperceptibles no para que los demás estén cómodos, sino para desenmascarar a los "intrusos", los que no son… » ver todo el comentario
Si estoy en un laboratorio diré cloruro sódico, si estoy comiendo en una mesa diré sal. Pues eso.
El hecho de tomar un desayuno tradicional y no mojar el churro tiene delito, sería un gesto feo incluso por parte de la vizcondesa y su amiga la duquesa.
Dice que sorbas primero.