Durante meses, Trump acusó a rivales de fraude hipotecario por declarar más de una residencia principal, como por ejemplo la Fiscal General de Nueva York Letitia James. Sin embargo, registros muestran que en 1993 él firmó dos hipotecas en Florida asegurando que ambas serían su residencia principal, pese a nunca vivir allí y usarlas como alquileres. Expertos señalan que su conducta supera el estándar de fraude que su propia administración aplica a sus oponentes. Aunque hoy no sería punible, revela una contradicción con sus acusaciones.
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Muy común en la fachosfera, también en estas latitudes.