Garicano firmó en su momento un contrato blindado y espera que si es expulsada de la institución se haga efectiva la cláusula. La que ocupaba la dirección general de la entidad cobraba un sueldo -«más propio de las altas esferas del mundo de los negocios que del de la cultura», apuntan fuentes conocedoras de la suma-, que se distribuía en una parte fija y otra variable en función del patrocinio conseguido.
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