Desde la elección de Trump en noviembre, los principales bancos y gestores de activos estadounidenses (Goldman Sachs, Morgan Stanley, Citigroup, etc.) se han retirado de una red creada en 2021 para promover la financiación privada de la transición verde. En el origen del pánico en Wall Street está el apoyo del Partido Republicano a la industria de los combustibles fósiles y su cruzada contra los criterios ESG, que se consideran «políticas woke».
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