El empleado de la sucursal de Caja Madrid que les atendió no entendía nada. De pronto, dos hombres altos, corpulentos y ataviados con el uniforme de la Guardia Civil se acercaron a su mesa. Uno de ellos, tras exhibir un DNI, pidió abrir una cuenta para transferir dinero de otra de la misma entidad. El empleado introdujo los datos en el monitor y surgió un problema.
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