No es que la doctrina Monroe regrese, es que nunca se ha ido. Los asesores del presidente Trump simplemente le dijeron que siguiera los pasos de sus antecesores: —aplique nuestros principios de política exterior—dijeron. Su “neomonroísmo” es una copia actualizada de aquella doctrina que a partir de 1823 serviría para contener la amenaza geopolítica de ingleses, franceses, holandeses, portugueses y españoles en América Latina. Después de que el moribundo imperio español dejaba un vacío, éste tendría que ser llenado por Estados Unidos.
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Pero no habíamos quedado que éramos vasallos?