Vuelve a estar de actualidad el dilema sobre qué derecho debe prevalecer: ¿el del empresario a hacer de su empresa un espacio neutral desde el punto de vista ideológico, filosófico y religioso? A día de hoy, no existe una doctrina o planteamiento unánime sobre esta cuestión a nivel comunitario. Una diferencia de trato basada indirectamente en la religión o las convicciones puede estar justificada por la voluntad del empresario de seguir un régimen de neutralidad política, filosófica y religiosa ante sus clientes o usuarios.
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