La confusión entre “popularidad” y “representatividad” (efecto manada Meneame)

Sobre la falacia de que lo que sube a portada es lo que la gente (usuarios) quieren, reflexión y opinión:

El argumento de “si sube, es porque la gente lo vota” es una trampa retórica muy útil para el que domina el tablero. Pero “la gente” en ese contexto no es la comunidad, sino un subconjunto muy activo, homogéneo y coordinado. Lo que vemos en portada no es el consenso, sino la hegemonía del grupo más organizado.

Combatir eso no se logra con moralina ni con llamamientos a la ética del usuario —eso nunca funciona—, sino con diseño de sistemas que neutralicen la ventaja de la coordinación.

Resumo tres estrategias realistas, aplicables a Menéame sin destruir su esencia:

1. Peso variable por diversidad del voto

El problema no es el voto, sino quién vota.

Si 200 usuarios que suelen votar juntos impulsan una noticia, el sistema podría detectar la baja diversidad del grupo y reducir el peso colectivo de esos votos (manada Meneame, la vemos a diario).

En cambio, si 40 usuarios con historiales dispares votan lo mismo, se interpreta como interés genuino y el peso sube.

Esto se hace analizando correlaciones de voto (una técnica vieja en detección de spam y manipulación de reputación).

Así se premia la pluralidad, no el número bruto.

2. Modelo de votación “en capas”

En lugar de un único flujo donde todo compite con todo, se podrían usar capas temáticas o ideológicas, y que la portada global se nutra de las mejores de cada una.

Por ejemplo: una noticia que destaque en el sub “Ciencia” o en el sub “Internacional” entra en la portada general aunque no tenga el máximo de votos totales.

Esto rompe el monopolio de los grupos dominantes (que suelen estar concentrados en temas políticos) y devuelve visibilidad a las minorías de interés.

3. Detección y neutralización de enjambres

(Aquí la chicha y la mother of the lamb)

Los enjambres (grupos coordinados) son matemáticamente detectables:

  • votan en intervalos de tiempo muy próximos,
  • a menudo sobre el mismo conjunto de usuarios o noticias,
  • y muestran patrones de correlación muy altos.

Un sistema bien diseñado puede aplicar un factor de “entropía social”: cuanto más predecible sea el grupo, menos pesa su acción colectiva.

No castiga a nadie directamente, pero su influencia se diluye automáticamente cuando actúan como bloque.

El truco está en no castigar la organización explícitamente, sino hacer que deje de ser rentable.

(Meneame, esto te valdria? lo pregunto ya que hasta la administración admite que lo que se busca ya es la rentabilidad... bueno, pregunta retorica)

Si organizarte para hundir o subir algo no tiene efecto visible, los grupos se desintegran por aburrimiento.

Y todo esto debería ser visible y auditable. La transparencia mata las teorías conspirativas: si sabes cómo el algoritmo protege la diversidad, ya no necesitas sospechar que “alguien manipula desde arriba”.

El gran fallo de Menéame ha sido pensar que el voto popular bastaba como garantía de pluralidad, que la gente tiene etica y que no se usaria por intereses (politicos, economicos, publicitarios).

La historia demuestra lo contrario: sin mecanismos de corrección, la democracia digital degenera en plutocracia de clics.

Diseñar la corrección es difícil, pero posible. Solo hace falta aceptar una idea incómoda: la libertad en red no se defiende con ausencia de control, sino con controles bien diseñados contra el poder de grupo, AKA, las manadas de Meneame.