Tenía apenas 13 años, y estaba en su salón del colegio cuando un compañero se asomó a la ventana y lanzó un grito: “¡Miren, un avión B-29!”. Los demás niños se agruparon frente al vidrio y lo vieron perfecto: volando sobre la ciudad como un pájaro solitario, brillante en el cielo azul de las 8:15 de la mañana. Entonces el avión soltó algo que se precipitó a tierra, y mientras los niños miraban por la ventana, de pronto un destello fulminante los derribó a todos. Era 6 de agosto de 1945, y lo que el hombre vio caer del cielo era la bomba atómica
|
etiquetas: bomba atómica , supervivientes