El lector que sigue mis modestos artículos en Kaos encontrara un tanto sorprendente la cantidad de insultos y descalificaciones que me suelen caer, todo por criticar al estalinismo, y detallar las razones de su ascenso, apogeo, crisis, decadencia y descomposición. Lo más curioso de esta tentativa de lapidación es que raramente se ofrecen más argumentos que lo de “hacer el juego” al enemigo o el sempiterno de “agente de la CIA”, y los recursos a Gorkin, y poco más.