Parafraseando el chiste, quizá Pablo Manzano y Daniel Soriazu sean dos futuros periodistas, pero lo que es seguro es que son dos presentes felpudos. Han aceptado horario nocturno, horas extras, turnos de ocho horas, de fin de semana y funciones de auténtico trabajador, todo ello ilegal en una beca de formación como la que tienen. Pero lo han hecho por necesidad, por la desesperación de llegar a la profesión en época de EREs, no por falta de decencia, honradez, orgullo ni dignidad, que podría parecerlo.