Un hecho al que los conductores españoles nos hemos acostumbrado sin rechistar y que ya forma parte de nuestra vida como automovilistas, la desaparición de los “gasolineros”. Cuando yo era pequeño e iba en el coche con mi padre, al llegar a repostar a una gasolinera, un amable empleado nos servía el carburante, nos limpiaba los cristales e, incluso, nos ayudaba a rellenar los neumáticos.