Un estudio de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign mostró que nanoplásticos, de menos de un micrómetro, pueden alterar el comportamiento de bacterias patógenas. Se centró en Escherichia coli O157:H7, cepa que causa brotes de intoxicación alimentaria. La exposición a nanoplásticos las somete a estrés que aumenta su virulencia: producen más toxinas tipo Shiga, principales responsables de síntomas severos de infecciones por E. coli como diarrea hemorrágica e insuficiencia renal.
- Paper (abierto):
doi.org/10.1186/s12951-025-03369-z