Y el de todos los súpermercados, que nombren solo a Lidl será por orden de aquel que no gasta un duro en publicidad y manda a sus trabajadores a jugarse la vida en las riadas.
Este caso es de los pocos porque ni morirnos cuando decidamos, sin dolor, con paz, nos dejan.
Somos hormigas en este mundo miserable.
Una vida tan corta y solo podemos trabajar y sufrir.
No es justo.
Hay que despertar.
Donar es de tontas.