#23 Más feo es lanzar una alerta* tarde y mal. (Cuando la ciudadanía ya estaba subiéndose por las paredes. Literalmente). * Que pudo haber salvado muchas vidas.
#1 Si el donante levantase la cabeza, se volvería a morir del susto.
Pero luego, para restaurar y mantener templos, bien rápido que le pasan la factura a las instituciones públicas. (Beneficios privatizados. Gastos socializados).
El bienestar y el trato dado a los animales por esa empresa ha sido puesto en entredicho no pocas veces.
Y sobre los innumerables casos de explotación laboral, salarios de risa y contratos precarios, ya ni hablemos.
Sin mencionar las declaraciones (y acciones) xenófobas, pseudomafiosas y fascistas del dueño y del heredero del chiringuito (con amenazas, coerciones y desalojos violentos incluidos).
#5 Siempre fui de la opinión de que ese tipo de anuncios sólo tendrían sentido si el fabricante enviase (sin cargo) a todos los telespectadores una unidad 'física' de la TV en cuestión, para que pudiesen observar y contrastar con verdadero conocimiento de causa.
#1 Hay momentos del vídeo en el que el volumen de pelotas resulta innecesariamente grande.
Y también creo que sobra el cubo de basura lleno de porquería siendo volcado. De hecho la edición corta esa secuencia abrúptamente en el instante en el que el pringue lo pondría todo perdido. Se lo podrían haber ahorrado, o sustituido por otra 'causalidad gamberra' menos 'maloliente'.
Lo que sí está genial es la música. La cual es la que contribuye realmente, y en un gran porcentaje (superior al 50%) a la buena vibra y al éxito del spot.
#183 Soy consciente de ello. Y también lo era en aquella época. Pero fue genial mientras duró.
De hecho, creo recordar que dicho cine ya lo habían cerrado previamente. Se pasó como 4 ó 5 años chapado. Y luego a los propietarios se les encendió alguna bombilla y apostaron por intentar resucitarlo, ... pero era literalmente eso: intentar resucitar a un muerto.
Spoiler: No funcionó.
#2 ¡Ya te digo!
La última vez que disfruté yendo al cine (de mi pueblo, el de toda la vida) fue en su etapa final (un par de años antes de que lo cerrasen definitivamente):
1.- Era baratísimo. (Podías entrar con la calderilla que te sobrase en el bolsillo).
2.- Nadie te molestaba. (Hubo al menos dos ocasiones en las me encontré yo solo en medio de la sala).
3.- La cartelera se volvió extrañamente buena. (Se ve que, en un último intento por atraer público, el propietario dejó de proyectar las típicas 'americanadas' tontas, y apostó por un catálogo más indie y más 'culto').