Hay excepciones, claro, pero, normalmente, ese color es el elegido para revestir los asientos de las salas. Pero, ¿qué razón hay detrás de esta tradición? El origen se remonta al siglo XIX, cuando la ópera experimentó un nuevo esplendor. Los teatros estaban decorados en colores muy ricos: rojo y dorado. El rojo, en concreto, se ha asociado en el pasado con riqueza, poder y prestigio y la ópera era un evento social para las clases altas -luego también llegó, con espectáculos menos grandes, a la gente común-.
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Siempre negras, así es más fácil ocultar las manchas de bebida y palomitas y otras mierdas, porque la sala está en penumbra casi siempre.
Hace milenios que no piso un cine.
Pero creo recordar que eran mayormente rojas o con tonalidades similares.