La oportunidad la pintan calva y hay quienes no lo olvidan ni en las situaciones más extremas. En mitad de un enorme alboroto, en plena calle Recogidas, a las dos y media de la tarde, en momentos de máxima tensión mientras policías y bomberos intentaban evitar que un hombre se arrojase desde el tercer piso de una pensión, un caco no tuvo otra idea que multiplicar el barullo dándole un tirón del bolso a una mujer que, expectante, seguía entre la muchedumbre el rescate del hombre.
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