El suave lamento del animal surgía de debajo de una gran losa de piedra que tapaba una alcantarilla. Y pensaron que bajo la piedra se escondía un perro despistado que se cayó dentro. Lo del perro era cierto. Sin embargo no había despiste posible, sino una práctica de brutal y torturador abandono, ya que el animal, de apenas tres kilos de peso y de un abundante pelaje negro, estaba atado a unos dos metros de profundidad y con el hocico amordazado con cinta aislante.
Comentarios
hijosdeputa!!!
Si alguna vez asisto a un acto de éste tipo me meten en la cárcel por asesinato.
requetehijosdeputa!!!
Lástima que no se sepa quien fue el mal nacido que lo hizo.....