Los medios de comunicación nos repiten por activa y por pasiva la misma cantinela: la privacidad es algo del siglo pasado, que no tiene sentido en un mundo de bits. En base a semejante disparate se semijustifican muchas agresiones a un derecho tan frágil. Sin embargo basta que "alguien" (y no un alguien cualquiera, sino un funcionario) acceda de manera "inapropiada" a los datos del pasaporte de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos para que se monte un escándalo de proporciones notables.
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