Ojo, que en algunas ocasiones la ley le ampara para poder hacerlo. Si para realizar nuestra actividad profesional pasamos muchas horas al ordenador y empleamos continuamente la cuenta de correo electrónico de la oficina, es fácil que acabemos actuando como si ese mail fuera el nuestro privado. Si usted lo ha utilizado alguna vez para mandar un mensaje a un familiar o para chatear con los propios compañeros sobre cuestiones totalmente ajenas al trabajo, sepa que su privacidad no está asegurada.
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