Hace 5 años | Por rulo7 a elperiodicodelaenergia.com
Publicado hace 5 años por rulo7 a elperiodicodelaenergia.com

Frente a distintas iniciativas como la limitación de tráfico en el centro de algunas ciudades o la anunciada prohibición de coches de combustión para 2040 ha surgido una vehemente, ruidosa y no siempre bien documentada oposición cuyo lema podría ser perfectamente: “no sin mi coche”. Un frente indignado que se siente atacado en el sacrosanto derecho de ir en su coche por encima de cualquier otra consideración como si la libre circulación de las personas requiriera inexorablemente de las cuatro ruedas de nuestro vehículo.

Comentarios

kie

Hoy en día hay un sector muy grande de la población que considera que limitar la circulación de máquinas de tonelada y media por donde otros tenemos la fea costumbre de vivir es un ataque totalitarista a su libertad.

Pero como con tantas otras cosas (ejem, tabaco), si de repente lo prohíben no se tardaría ni un mes en reconocer lo bien que se vive sin tanto coche alrededor. Se me ocurre el ejemplo de Estrasburgo, dónde viví una temporada. Había tranvía y carril bici en todas partes y la ciudad era muy cómoda. El tráfico se redujo cuando los implementaron y por lo visto al principio eran todo críticas hasta que se adaptaron a la nueva situación.

Am_Shaegar

#3 Y lo mismo con los perros. 🐕 💩

D

No sin mi oxígeno.

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A mi me encantan las excusas "hay que transportar a los niños" "Hay que llevar a los ancianos"

Luego, el 90% de los los coches llevan una sola persona.

D

El vehículo privado, fue la ignición del consumismo.
Es un derecho humano
(de la indigencia mental).

yocaminoapata

Claro.... eso es lo más importante ahora mismo

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"No es ajeno al calentamiento global nuestro modelo de movilidad basado en el uso individual de una máquina de gran peso propulsada por la quema de combustibles fósiles. Baste este argumento para que seamos conscientes de que nuestro coche, “mi coche”, es un elemento, de entrada, a reconsiderar.

... Nos hemos resignado a que las ciudades se ordenen pensando en primer lugar en el tráfico rodado, ocupando en muchos casos los viales y plazas de aparcamiento hasta el 75 % del espacio público. "

Indiscutible. Pero lo cierto es que el planeta no puede asumir a miles de millones de personas moviéndose en vehículos individuales de toneladas de peso, aunque sean eléctricos.