El fondo soberano más grande del mundo, con un portafolio de más de US$1 billón. La jugada tenía un doble objetivo: ahorrar para los tiempos de las vacas flacas (o para cuando el maná petrolero dejara de fluir) y evitar que la economía del país sufriera la llamada enfermedad holandesa, la dolencia que ha afectado las finanzas de muchos países exportadores de crudo alrededor del mundo y que se manifiesta en problemas como una alta inflación y una baja producción industrial.
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