Según se explica en la sentencia, conocida hoy, los hechos sucedieron en octubre del año 2004 cuando el condenado, José Manuel Agustín G.R., observó que una novilla, de unos cinco años y preñada, se había introducido en su finca, en las proximidades de la localidad de Proaño. Entonces el hombre, "a sabiendas de que podría ocasionarle graves heridas", la embistió con su tractor, que tenía instalados unos pinchos metálicos en la parte delantera
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