En El Escorial (Madrid), los mozos clavan de cualquier manera banderillas a un becerro hasta que muere desangrado. Una opción quizás execrable pero apoyada por los políticos. El PP y el PSOE acaban de votar en el Ayuntamiento de Algemesí (Valencia) a favor de la polémica matanza de becerros que tendrá lugar en septiembre. Los ecologistas también siguen denunciando las becerradas de Vinuesa (Soria). Las tres, contando la de El Escorial, tienen en común que gente inexperta sacrifica animales.
Comentarios
Un día de diversión para esta "gente":
Tres becerros (toros de menos de dos años) sufrieron el mal matar, y enseñaron esta lección a más de cien personas. Fue la frase más repetida en la grada. "Si ya les cuesta matar a los toreros", decía una mujer mayor. "¡A ver si lo matas a la primera!", gritó un joven mientras sujetaba un litro de vino. Ninguno de los tres matadores cumplió la expectativa. Había numerosos menores entre los espectadores, hasta bebés. Y todo a ritmo de paso doble, sonrisas y aplausos.
Cipotín, nombre artístico de uno de los mozos, está en el ruedo. Los banderilleros (Pollero y Carnicerito) han hecho su trabajo. El becerro sangra ostentosamente por una banderilla mal clavada en las costillas. Enfundado en vaqueros, Cipotín torea. Ha llegado hasta aquí por ganar una rifa de un euro. Y se acerca el momento difícil, esa acción que nos define como humanos o delfines: matar por placer. En la primera estocada toca hueso. A la segunda, sí, se clava en la carne, pero no muere. Tras cinco minutos de agonía, el becerro cae. Aún menea las patas, como la cucaracha al recibir el aliento del veneno, cuando le están rebanando la nuca.
El segundo matador, El Pelu, no tiene las cosas claras. Las banderillas se han clavado en el cuello del animal y en otro costado. El becerro, en un acto de rendición, baja la cabeza. El torero falla. Le da varias estocadas. Y nada. La espada se queda a medio clavar en el lomo. Deciden matarlo. El público grita: "¡Que lo mate él! ¡No tú, que se lo gane!". Mientras dudan, el animal sigue sufriendo. Intentan rematarlo con un cuchillo. Lo clavan y nada. Resiste. ¡Tozudo! Finalmente un puntillazo acaba con esta extraña vida de los que mueren en la feria.
El tercer torero tampoco acierta. Le clava media espada en el lomo. Deciden que expíe el pecado de nacer toro con un estoque de descabello. Hasta cinco impactos en el cuello. Un grito desgarrador, no audible por la música, le lleva al suelo. Parece que el paciente moral esta vez sí se quejó.
Que gran país...
#2 ¿Sabrían esto los aprendices de torero de la becerrada de San Lorenzo del Escorial (Madrid) el pasado 3 de agosto? lee #6
Conste que estoy en contra de esa salvajada que ocurrió hace dos años.
#7 Lo iba a menear, pero ha sido un poco sucio por parte de Público si lo ha colado como nueva, y si no, por parte del usuario, que no se qué pretendía conseguir.
madre mia que brutalismo y que barbarie gratuita mas terrible
no entiendo como las autoridades de un pais supuestamente desarrollado no ponen los puntos sobre las ies en cuanto al maltrato animal en pos de la "tradicion cultural" se refiere
¿Hasta cuando vamos a consentir esos espectáculos de brutalidad, incultura y sadismo?. Hacer diversión de la tortura es de enfermos mentales.
Qué miedo, el futuro del país en manos de gente como esta...
No son ecologistas, son animalistas. ¿Cuántas veces habrá que repetirlo?
De este tipo de bestias bípedas no se puede esperar nada bueno, solo violencia y maldad.
menuda salvajada, parece mentira que se haga esto en españa...
Veo que se sigue votando este envio, para mí es una demostración más de que en mnm se votan titulares. ¿Nadie. Ninguno de los admis, cualquiera con un par de luces puede dejar claro (ya que no valgo yo) que esta es una noticia de hace dos años?.
Sin duda es una salvajada, pero señores y señoras PÚBLICO (OZEN) OS ESTÁN COLANDO UNA NOTICIA DE HACE DOS AÑOS.
Yo lo flipo, mucho.
¿Antigua? JAVIER RADA El Escorial (Madrid) 09/08/2008 18:16 Actualizado: 01/04/2009 12:53
Propongo que cambien a los becerros de cuatro patas por los becerros de dos patas.
Qué sin sentido... y sin sentimiento