La explicación más convincente sobre la preferencia del IIII en lugar del IV en las esferas relojeras que usan numeración romana, es la que apunta a razones estéticas de simetría: el IIII armoniza con el VIII (ambas cifras tienen 4 caracteres), pero el Big Ben de Londres lleva el IV, igual que los relojes japoneses de torre que usan numeración romana.  
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