Siempre jodiendo a los emprendedores, no solamente tenían un negocio próspero, también atraían turismo y los coches del barrio estaban limpios de cagadas de paloma.
Me parece muy desleal que los del restaurante no hayan compartido sus ganancias con los vejetes del barrio, que son los que dan de comer a las palomas.
- Comer palomas urbanas es un riesgo asumible