El Gobierno socialista tenía previstas casi treinta actuaciones -para el aumento de la disponibilidad de recursos hídricos- calificadas de «prioritarias y urgentes» y que estaban diseñadas para sustituir al derogado trasvase del Ebro a las cuencas internas de Cataluña, Júcar, Segura y Sur. Sólo una de ellas (la desaladora de Marbella) aporta agua a los usuarios, y gracias a que esa obra fue acabada en 1996. Ni una más.
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