El pasado sábado 24 de febrero, varios vecinos de distintos números de la calle Miguel Ángel de Madrid, en la zona noble de la ciudad, notaron un intenso sabor a gasolina en el agua. Al principio no quisieron darle importancia. Algunos ni siquiera lo creían o lo veían un pelín exagerado. La situación alentó las típicas discusiones de matrimonio aburrido por su división ante el fenómeno: "Te piensas que estoy loca, pero el agua sabe rara".
Comentarios
¿Y cómo sabían esos "vecinos" diferenciar el sabor de la gasolina? ¿Mucha experiencia en robar gasolina con pajita o qué?
En Madrid somos tan chulos que en lugar de beber agua, bebemos gasolina
Me cago en la puta, en serio?
Agua con muchos octanos.