Como de todo tiene que haber en esta vida, pues también debe de existir un alfarero amante de la Game Boy. Resulta que un holandés (holandés tenía que ser...) se fumó vaya usted a saber qué y decidió que su proyecto vital tenía que ser fabricar ladrillos con forma de Game Boy, consola que ya de por sí era todo un ladrillaco. Dicho y hecho. Ahora los vende por el módico precio de 31,30 euros, que debe ser algo más de lo que vale una Gameboy de verdad actualmente. Aquí tenéis algunas imágenes de esta cacho de estupidez:
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