Es el votante tóxico, el que tropieza con la piedra y se encariña con ella, el que siente al partido como su equipo de fútbol, el que la capacidad crítica no se la enseñaron en la escuela y el que se cree a pies juntillas todo lo que han decidido que crea. Son los de “vivan las caenas” del siglo XXI. Y he ahí el problema: si no se siente vergüenza ante manipulaciones tan monumentales, es un ciudadano tóxico. Y si, yo ayer también di la cara y parte de mi sueldo por ese ciudadano. Aunque tengo muy claro que no se lo merece.
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Ayer noche ví unas imágenes de las puertas de El Corte Inglés, con un vejete alzando triunfante una bolsa de la compra que acababa de realizar, combinado con un gesto obsceno. Sentí vergüenza ajena y un poco de lástima. Tenía la misma pinta que mi abuelo con su pensión de mierda. Espero que cobre más que él, y que no tema nunca por perderla.
De esos hay muchos en meneame, de uno y otro partido. Son los denominados Hooligans políticos o incluso fanboys. Esos que votan noticias negativas solo por el "color" político de las mismas, sin otro criterio a considerar.