Algunos solados franceses comenzaron a tirarse bolas de nieve y a jugar como si fueran niños. A lo tonto, entre risas, bolas de nieve y carreritas para escapar unos de otros, se situaron cerca de la Puerta del Socorro de la ciudadela. Los centinelas españoles se divertían viendo cómo los otros soldados jugaban, y se dice que incluso alguno de ellos se unió a la pelea con alguna bola y quiso entrar en el juego. Aprovechando esa relajación de los defensores de la puerta de la ciudadela, los franceses dejaron el juego de repente y los desarmaron.
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Así que ese no cuenta.